La Gran Esfinge de Guiza es uno de los monumentos más extraordinarios de todo Egipto. Empequeñecida por las pirámides de Guiza, conserva todavía su altura y longitud originales, de unos 20 y 72 metros respectivamente. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia de la Gran Esfinge de Guiza, quién la construyó, cómo lo hicieron y más.
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Significado de la Gran Esfinge de Guiza
La Esfinge, que combinaba la cabeza humana, y por tanto la inteligencia, del soberano, con el poderoso cuerpo de un león, símbolo de la fuerza y del Sol, fue un motivo recurrente en el arte del antiguo Egipcio. Es sin duda, la Gran Esfinge de Guiza una de las primeras y, con diferencia, la más grande de este género.
No está claro el significado exacto de la Gran Esfinge, pero los egipcios de época tardía la consideraban una encarnación del dios del Sol Harmaquis, “Horus en el horizonte”, que además se asociaba con las primeras dinastías.
Cuándo y quién construyó la Gran Esfinge de Guiza
Los que construyeron la Gran Esfinge de Guiza fueron los antiguos egipcios y se cree que fue sobre el año 2.500 a.C. Para su construcción se empleó roca extraída de la misma llanura de Guiza, y se remonta probablemente al reinado de Quefrén (hacia 2520-2494 a. C.), en pleno Imperio Antiguo Egipcio, ya que se alza junto a la avenida y el valle de la célebre pirámide de Kefrén.
Dado el estado tan erosionado en que se encuentra, se llegó a creer que databa de varios milenios antes de la construcción de las mismas pirámides, pero las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo desmienten que pudiera ser anterior al complejo piramidal de Quefrén.
Cómo se construyó la Gran Esfinge de Guiza
Resulta un tanto complicado hacerse una idea de la topografía del lugar previa a la construcción de la Esfinge, ya que se explotó como cantera para los bloques del interior de las pirámides. No obstante, lo más probable es que el busto de la Esfinge se tallara a partir de una afloración de roca de la propia llanura muy similar a una que se halla, sin explotar, en las proximidades.
Según parece, se optó por dejar intacta dicha afloración, al tiempo que se excavaba a su alrededor para las pirámides, tal como se desprende del hecho de que tanto el busto como la parte superior del cuerpo queden por encima del nivel del suelo. La parte inferior de la Esfinge se encuentra por debajo del nivel de la llanura y para esculpirla se hubo de excavar un foso en forma de «U» alrededor del núcleo de roca que, una vez tallada, habría de convertirse en el cuerpo.
Al igual que las pirámides y los templos adyacentes, la Esfinge se halla orientada hacia el este, pero el foso excavado a su alrededor es de forma trapezoidal ya que la cara sur se encuentra alineada con la avenida de Quefrén.
Por la época en que se construyó la Esfinge, los antiguos egipcios estaban más que acostumbrados a tallar y transportar enormes bloques de piedra. De ahí que el hecho de excavar un foso como éste no representara grandes problemas logísticos.
Siempre que la superficie de la roca lo permitía, se extraían los bloques excavando alrededor de los mismos toda una serie de zanjas en sentido descendente con ayuda de robustas mazas y picos de piedra y, tal vez, de cobre. Dichas zanjas se excavaban algo más hondas que el propio bloque, que se cortaba por debajo por medio de palancas de madera y se extraía desde arriba.
En el caso de la zanja que rodea la Esfinge, parece ser que se extrajeron a muy poca distancia del templo adyacente gran cantidad de bloques de importantes dimensiones destinados al interior de la pirámide, tal como se desprende del hecho de que los estratos de dichos bloques se correspondan con los de las paredes de la zanja y el mismo cuerpo de la Esfinge.
Una vez retirado todo el exceso de piedra de alrededor de la Esfinge, se procedió al modelado y el pulido de ésta por medio de cinceles de cobre y mazos de madera. Desde un punto de vista estilístico, los rasgos escultóricos del busto coinciden plenamente con los de la estatuaria de Quefrén, al igual que el característico nemes y el ureo que ciñe la cabeza del rey.
En ella se conservan aún restos de la pintura roja con que estaba decorada en tiempos de la visita de Plinio, allá por el siglo I, y tal vez mucho antes, pintura a la que el propio historiador romano atribuye un significado religioso, pues no en vano los antiguos egipcios asociaban el color rojo con el culto al Sol.
El mismo Plinio el Viejo escribió en el siglo I: “Delante mismo de las pirámides se alza la Esfinge, tal vez incluso más digna de admiración que aquéllas. Impresiona su impasibilidad y silencio, y es la divinidad local de los habitantes de los alrededores”.
Características de la Gran Esfinge de Guiza
¿Cómo es la esfinge de Guiza? Pues bien, la Esfinge no guarda en principio unas proporciones que pudiéramos calificar de normales, ya que el cuerpo es demasiado alargado y la cabeza demasiado pequeña.
Es probable que ello se deba a las propias características de la roca en la que se esculpió la estatua, tanto por el tamaño en el caso de la cabeza, como por el descubrimiento inesperado de una grieta vertical (justo delante de las patas traseras) que pudo obligar a alargar el cuerpo más allá de lo originalmente previsto.
Por otro lado, cabe imaginar que lo inusual de dichas proporciones bien pudiera responder también a la inexperiencia de los escultores: hasta donde sabemos, la Esfinge fue la primera estatua de tamañas dimensiones esculpida en el Egipto faraónico. Y, no hay que descartar, pues, que los escultores no se sintieran del todo a gusto con una obra tan grande como ésta.
No obstante, se han conservado estatuas a tamaño natural de la misma época con unas proporciones asimismo poco adecuadas. Lo que nos permite pensar que los escultores egipcios no habían descubierto todavía el sistema de cuadriculado para las proporciones que tan soberbios resultados daría en tiempos posteriores.
Asimismo, parece evidente que tampoco se sentían demasiado cómodos esculpiendo fragmentos de roca irregulares, acostumbrados como estaban a trabajar con bloques rectangulares sobre los que podían dibujar los perfiles y ubicar los distintos elementos en dos dimensiones.
A diferencia de la piedra blanda del cuerpo, muy deteriorada, la cabeza de esta estatua, de 4.500 años de antigüedad, se encuentra en un estado de conservación bastante aceptable. Esta diferencia en cuanto a la conservación se explica por los diferentes estratos geológicos sobre los que se trabajó.
El arqueólogo y egiptólogo Mark Lehner ha identificado hasta tres tipos diferentes de piedra caliza: la de la cabeza, dura y de buena calidad; la de la parte superior del cuerpo, suave y como con bandas, y por último la de la parte inferior del cuerpo, más frágil y rica en restos fósiles.
Con el tiempo, la arena ha ido erosionando las partes más blandas de la piedra, dejando las más duras como si se tratase de distintas bases superpuestas. Ahora bien, no es justo atribuir todos los desperfectos que ha sufrido la Esfinge a los agentes meteorológicos.
De hecho, la nariz de la esfinge de gizeh desapareció en el siglo VIII, después de que la destruyera un sufí para quien la estatua no era más que una blasfemia, y la cabeza de la cobra que ceñía en la frente, así como los restos de barba encontrados en la base, bien pudieron ser, asimismo, el resultado de un intento de destrucción deliberado.
Restauración y excavación de la Gran Esfinge de Guiza
Las fases de conservación y restauración de la Gran Esfinge constituyen un largo y continuo proceso iniciado ya en tiempos antiguos.
Probablemente a mediados del segundo milenio antes de nuestra era, coincidiendo con el resurgimiento del culto a la Esfinge que tuvo lugar por aquel entonces, durante el cual se construyeron en la cara nororiental de la estatua nuevos templos, así como una especie de santuario entre las garras delanteras.
El elemento más significativo de este último era una estela en la que el faraón Tutmosis IV (hacia 1401-1391 a. C.) aparecía realizando una ofrenda ante la Esfinge. Según se puede leer en el texto, ésta se le apareció en sueños al joven príncipe y le ofreció el trono de Egipto a cambio de retirar la arena acumulada alrededor de la estatua y restaurar los desperfectos sufridos en el cuerpo.
En la actualidad, la mitad inferior del cuerpo se halla recubierta casi en su totalidad con bloques de sillería de distintos tamaños y períodos diferentes, tres de ellos de época antigua (fases 1ª a 3ª de Lehner) y cuatro ya de fechas recientes, el último de los cuales corresponde a la campaña finalizada en 1998.
Según se desprende de las descripciones y bocetos realizados por los muchos turistas que han visitado el enclave en los dos últimos milenios, la Esfinge ha pasado la mayor parte de su historia semienterrada hasta el cuello entre la arena.
A partir de mediados del siglo XIX se llevaron a cabo numerosas campañas con la intención de dejar al descubierto los restos del yacimiento, lo que en muchos casos supuso la lamentable desaparición de no poca información arqueológica de incalculable valor. En la década de 1930, Selim Hassan terminó de retirar toda la arena acumulada e inició un estudio minucioso y detallado de todo el yacimiento.
Aunque la zona contigua a la Esfinge se ha limpiado hasta el mismo lecho de roca, todavía queda mucho por estudiar acerca de su construcción y significado. En palabras de Gastón Maspero, Director General del servicio de antigüedades egipcias hacia 1880, “la Esfinge no nos ha revelado todavía todos sus secretos”.
Página oficial de la Gran Esfinge de Guiza
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